Desmotivación.

Podría describir lo que da de sí un sábado tarde/noche, con puestas al día, paseos, pinchos, echar de menos etc etc o lo que duele volver a pisar esas calle, lo que pueden cambiar los sentimientos hacia algunos lugares cuando todo pende de un hilo... pero he venido a escribir sobre lo que dicen sobre algunos aspectos de la vida.
Dicen que una de las peores cosas que te pueden pasar es que la desmotivación llegue a tu corazón... por que entonces es cuando la temperatura de tu cuerpo pierde grados y la concentración puede perderse por los poros de tu piel. Lo malo, es cuando la temperatura baja tanto y llega a tal límite que se te hiela el corazón. Es entonces cuando deja de bombear sentimientos y el desorden corre bajo la piel, por todos y cada uno de los centímetros de tu cuerpo. Pasan los minutos y contienes la rabia que quiere volverse protagonista indiscutible de todos los actos, pero después es tan frágil que deja paso a la desolación y la tristeza se hace su compañía, esos son, sin duda, los peores de todos los momentos. Esos mismos momentos que dan paso a pensar, analizar situaciones, justificar hechos y reacciones... y cuando más te abstraes y estas calada hasta los huesos por la desmotivación, comienza a subir la temperatura, y encuentras la respuesta a miles de preguntas así, en un segundo... dejándote sobrepasar por la situación, por la persona, por el corazón.
Creo que todas esas reacciones son el curso que debe seguir toda relación de pareja. Unas veces en mayor o menos grado, pero... ¿donde está la verdadera esencia en una relación en la que todo es como en un cuento de princesas? Realmente creo que eso no existe. Que lo bonito está en superarse, en luchar en favor de lo que se quiere, en contra de miedo, monstruos y demás trampas que te planta la vida. Y a pesar de todos los malos momentos, sé, y aseguro con creces que todos los buenos, los superan con creces, por eso, bienvenida seas desmotivación, que ya nos encargaremos de ganarte el pulso.