Supongamos que pongo frente a ti esto. Sí esto, unas cuantas hojas en blanco y un boli. Y te digo que empieces. Que llenes el papel de porqués, que desgastes la tinta del bolígrafo a base de razones, lógicas por supuesto. ¿Serías capaz? Las razones ilógicas ya las he encontrado yo, una tras otra, perfectamente. Y de ninguna manera logró encontrar un orden dentro de esta maldita mierda. Ahora sé, que jamás te has parado a pensar en la consecuencia de tus actos... estas completamente ciego o te sabes hacer muy bien el bobo, una de dos. Aun a estas alturas, me sigo negando a creer lo más ranozable, para ti solo es un juego. Todo al alcance de tu mano, siempre, y si no es así... si no es así, sigues comportándote de la misma manera. Es tan fuerte tu afán de protagonismo, de egoísmo, que te pierdes... y me arrastras a mi. Pensé que estaba todo zanjado, que había logrado encontrar el punto medio, pero cuando alzo el vuelo vuelves a buscarme... tengo la solución en mis manos. Pero no soy capaz... por muy pedida que este, por mucho que me cueste entender, me sigue pudiendo el miedo a tomar medidas y no tener nada de ti.
...tal vez fui yo quien se olvido de ser feliz y fuiste tu quién se cansó de sonreir. Quizás la flor estaba muerta de reir, tal vez la culpa es de los dos, pero el castigo es para mi...