miércoles, 28 de noviembre de 2012

me mientes...

- No te culpo por estar enfadada... Me lo merezco, he sido un cobarde. Debía haber luchado por ti.
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- No huía para no verte... Lo hice... Lo hice por ti. Creía que si me iba, podíamos conseguirlo. Entonces... supe que estabas con él y comprendí que era un egoísta, que si tenías la oportunidad de ser feliz sin tantas complicaciones...
- Eres idiota... No puedes ir por ahí decidiendo como van a ser las cosas, ni decirme lo que debo sentir... Me creas o no, yo siempre he sido sincera contigo, pero al ocultar tus sentimientos me mientes...

Demasiado de todo.

Demasiadas preguntas, demasiadas dudas, demasiados miedos... Demasiada protección, demasiada incertidumbre... Demasiado de todo... Pero llevadero. Y todo va bien, hasta el momento en el que te das cuenta de que has sido una completa estúpida. Que has invertido tu tiempo, tu cariño, tus preocupaciones, en alguien para quién creías ser, al menos, un poco importante, pero para quién en realidad no has sido más que un punto pasajero del pasado, e incluso hasta un estorbo. Es entonces cuando entiendes ciertas situaciones, despreocupaciones y demás piezas de un puzzle que... Ya no es el el momento de que importe, ya no es el momento de ese puzzle... Te llena un vacío que poco a poco te hace sentir pequeña, es normal cuando alguien te importa, cuando le has puesto en esa zona de personas intocables, a las que proteges pase lo que pase, y es como si ese vacío se llenase de agua que se congela, y te congelas tu también y te rompes como un bloque de hielo... Pero creo, que he encontrado el equilibrio entre esos pedazos, mi conciencia y el lado positivo de las cosas. No hay culpables, solo errores. No hay culpas, simplemente equivocaciones. Jamás cerraré ciertas puertas, simplemente han cambiado material, siguen en el mismo lugar, abiertas, y el camino es el mismo, pero detrás de ellas hay todo lo que sé ahora. Todo lo que me has enseñado.















sábado, 24 de noviembre de 2012

viernes, 23 de noviembre de 2012

Hoy he aprendido...


Es humano aferrarse a lo que nos gusta, a lo que nos tranquiliza por dentro y nos hace sentir bien. No somos culpables de sentirnos atraídos o de engancharnos a todo aquello que nos provoca una sonrisa. Es algo que no puede medirse, ni puede controlarse. 
Pero como todo, nuestra vida se compone de etapas, e igual que llegan unas que nos gustan, llegan otras no tan buenas, que sin darnos cuenta, también nos atrapan, y que, por mucho que queramos huir de ellas, nos cuesta un poco mas.
Hoy he aprendido que lo principal para poder seguir avanzando, es perdonarse a uno mismo. Perdonarse por esas veces que no estamos al 100%, por esos días que lo único que necesitamos es que tiren de nosotros, y sobre todo, perdonarnos porque no todo salga como nosotros queremos.
No somos culpables de dar más de lo que recibimos, ni de sentirnos capaces de mover el mundo por quién quizás, no es capaz ni de enfrentarse a sus propios miedos.
Todo pasa, todo deja de doler, y todo eso comenzará en el momento, en que cada uno se permita perdonarse a sí mismo.



jueves, 22 de noviembre de 2012

El peor de todos.

Lo único capaz de arrasar con todo, es el orgullo. Es el peor consejero, el peor compañero de viaje. El que altera todas las reglas y rompe todo en mil pedazos. Te nubla y te ciega, cambia tu punto de visión y te empuja al lado contrario... Te impide reaccionar y frena cualquier tipo de movimiento provocado por la lucidez o la coherencia.
Durante mucho tiempo he luchado contra el, pero ahora... Ahora ha ido ganando terreno y se ha convertido en el peor de mis enemigos.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

martes, 20 de noviembre de 2012

...creo que tenemos un problema.

Vuelvo a tener esa maldita sensación. Es como si algo me apretase en el pecho y me impide respirar bien, es entonces, cuando todo ese aire que no puede tomar su camino, decide ascender y convertirse en lágrimas derramadas por mis ojos. No es la primera vez que me ocurre, pero quizás puede que sea la última, y eso, eso es lo que más miedo me da. Cuando dábamos un paso atrás, o había un pequeño roce, cuando nos distanciábamos un poco, me ocurría lo mismo que ahora, pero esta vez es diferente. Lo pienso y más se emborrona la pantalla... Es como querer avanzar y no poder, porque delante de mi tengo un muro de acero infranqueable, pero ahora, parece que ese muro ha doblado su grosor. 

Pensaba que estábamos cerca, que el hecho de medir todas las palabras y gestos no era más que una medida de "autodefensa" contra el miedo que nos provocaba que lo más mínimo hiciese explotar todo sin control, que en realidad la distancia no era más que parte de nuestra imaginación y estábamos tan cerca, que estirar el brazo supondría encontrarme con el roce de tu piel y que por esa razón, cuando crece el abismo tengo la necesidad de sentir tu presencia aunque sea lo más mínimo, y que a ti te ocurre lo mismo y por eso, cuando el muro se vuelve opaco y no me ves tienes todos esos gestos... Puede que esté siendo una estúpida y todas esas evidencias que creo ver, no sean mas que meros espejismos en medio de la nada, que sean imaginaciones mías, pero si es así, no le encuentro sentido a otras muchas cosas.

La cuestión, es que me siento tan derrotada, tan cansada de que seamos incapaces de salir de este maldito bucle, que ya, no tengo fuerzas, ni ganas, ni de tirar de ti, ni de mi, ni de nosotros. Siento que el abismo poco a poco crece y a medida que lo hace, avanza sin importarle lo que pisa a su paso y está destrozándolo todo. Por eso, me da tanto miedo, porqué sé, que si me dejo ganar por la desilusión, el abismo se comerá parte de nuestra felicidad, sé, que dejaremos que el futuro consista en dejarnos llevar por otros cuerpos, otras mentes, pero en el fondo continuaremos pensando en lo que pudo ser y dejamos escapar. El abismo nos está ganando el terreno, por primera vez me está ganando el pulso. 

Si tu no tiras y luchas para plantarle plantas cara... creo que tenemos un problema.    


sábado, 17 de noviembre de 2012

y quizás, con él, alejarme yo también.





Es verdad que durante diferentes etapas no he tenido claro por donde tirar, porque no he sabido, y sigo sin saber, que quiero en realidad. Digamos que es como si tuviese varias opciones, y todas ellas estuviesen mezcladas entre si, con casi los mismos pros y contras.
Una de ellas, no es nueva, puede que hace ya bastante tiempo hubiese hecho bien tomando la decisión de tirar la toalla y olvidarme. Dejar paso al tiempo, dejar en sus manos mis heridas y que a medida que fuese avanzando me hiciese quedarme solo con lo bueno.
Otra de las opciones es decidirme y dar un paso más, pero sé que me sentiría como si estuviese dando un paso en falso, ya que soy consciente de que no aguantaría muchas de las cosas que ese paso implicaría, no van conmigo y mucho menos es lo que quiero, aparte, de que al dar ese paso, estaría poniendo todo en riesgo, aunque es verdad que eso tampoco supondría demasiados cambios con la realidad, ya que sería perder todo, quedarme sin nada, y sin haberlo dado, estoy en la misma situación, no tengo nada. Pero a la vez, ese riesgo de perder todo, supondría un alivio y despejaría todas mis dudas, dejándome muy claro que no hay de donde tirar.
Y otra opción, es de una vez por todas, ponerme en mi lugar. No dejar que nada me conmueva y no permitirme el hecho de actuar como una marioneta. Aprender a no ser nada y a no correr a curar heridas que no me incumben, que yo no he creado y para las que llevo tejiendo vendas durante demasiado tiempo sin que eso se valore. Han sido demasiados minutos lo que he sido incapaz de actuar de ese modo, creo, que ha sido lo único que en toda mi vida ha sido capaz de superar mis propios límites, lo que en más ocasiones me ha hecho caer totalmente destrozada, pero a la vez me ha hecho sacar fuerzas de donde no las tenía.
No puedo decidirme por nada. Aún no. Todo está demasiado reciente. Me duele y no puedo evitarlo, si tomase ahora una decisión sería bajo los efectos de la decepción, aunque en realidad no sea nada nuevo ni nada que me sorprenda, pero siempre he recibido jarros de agua fría cuando estaba dando lo mejor de mi y el dolor puede llegar a alcanzar límites que solo me empujen a abandonar, y aun dudo de si es la mejor de las opciones.
Prefiero mantenerme al margen para evitar enfrentamientos que puedan romperme más aun. Prefiero quedarme con el vacío, dejar que pase el tiempo y quizás, con él, alejarme yo también. 


viernes, 16 de noviembre de 2012

Sin otra elección.

¿Definir como me siento? Algo realmente complicado cuando llegas a un punto en el que, de repente todo se da la vuelta. ¿Mi fallo? Mi disponibilidad al 100% independientemente de las circunstancias. Ceder, ceder y volver a ceder. Anteponer todo a mi, a como pueda sentirme o como pueda afectarme. Y no, no me gusta huir de las situaciones o los problemas, pero no tengo otra elección que la de cambiar el rumbo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

aparente indiferencia.

Ahí continúa guardada la imagen que ella en su día me envió diciéndome algo similar a esto: 
"La he visto, y no he podido evitar pensar en vosotros".
En ese momento, aquellas cenizas cobraron vida de nuevo, volvió a encenderse la bombilla. 
Pero los impulsos se frenaron frente a los muros que les impedían avanzar.
Creo que no es el momento de continuar dando pasos en falso.
Creo he dejado más de una vez, todo en bandeja. 
Creo que no me quedan fuerzas, ni ganas, ni ánimos, para seguir enfrentándome a tu aparente indiferencia.

Dame motivos, yo te daré todo lo demás. 


jueves, 8 de noviembre de 2012

Una tregua.

Solo quiero y pido una cosa, una tregua. Con eso me conformo.
Es verdad, no sé muy bien si te la pido a ti  o la pido en general, pero llegados a este punto, creo que es totalmente innecesario darte a ti cualquier tipo de explicación, ¿las quieres? déjame dártelas, déjame ser lo que fuimos, déjame ser yo, sin echarme encima la responsabilidad de cicatrizar heridas que yo jamás abrí. He estado dispuesta a todo durante mucho tiempo. Puede que aun no sea tarde, no lo sé, no estoy segura, eres tú quién tiene que actuar ahora...
Solo quiero una tregua, calma para las inseguridades, señales que me indiquen el camino por el que debo tirar. Que sea de mi de quien tiren, ser yo quien reciba los detalles, el cariño, dejar de luchar contra la indiferencia y lo superficial de optar por lo fácil.
Solo quiero esa tranquilidad de tener un respaldo verdadero, ese apoyo de quién apuesta por ti el todo o nada, no quiero más medias tintas...
Solo quiero y pido una tregua antes de que sea demasiado tarde. 

















sábado, 3 de noviembre de 2012

La clave.



Nadie nos dijo que fuese sencillo... 
tampoco que iba a ser tan complicado.
Sólo el tiempo tiene la clave...

jueves, 1 de noviembre de 2012

Puede que esto sea el comienzo de un adiós

Hay momentos en los que es totalmente innecesario pronunciar una sola palabra. Se respira en el ambiente lo que sucede. Hay palabras, que por mucho que se pronuncien, o se escriban, son solamente eso, palabras sin un mínimo de valor ni sentido por si solas. Son insignificantes. Hay ocasiones y situaciones en las que son necesarios los hechos. Hechos, que si esas palabras pronunciadas, fuesen verdaderas, saldrían por si solos. Hechos imposibles de controlar. Con vida propia, y capacidad para dejar sin palabras a la otra persona. Esa misma capacidad, la tienen si no surgen.




Por mi parte hasta aquí puedo escribir. Me costará un poco asimilarlo, no lo niego, pero a medida que avanzan los minutos, a medida que faltan los hechos y se llena el vacío, vas matando la ilusión, y me haces sencillo el camino de olvidarte. Y si esa ilusión se convierte en cenizas, tendrás que hacer un reset en tu vida. Borrar mis palabras, mis hechos, mis detalles, mis momentos a tu lado, mis miradas y mis besos. Tendrás que borrar mis buenos días y mis palabras inesperadas, las risas y esos momentos, que según tu, cada vez te encantaban más, porque yo, te desearé lo mejor, pero me iré.
Lo haré, porque desde el primer día he tenido muy claro lo que quería, porque me he dejado convencer por tu insistencia y he estado tirando de ti, cuando eso no estaba, ni está en mis planes. Puede que sea egoísta, o que suene a eso, pero ahora, soy yo la que necesita sentirse especial, la que necesita que le llenen los días de ilusión y de sonrisas, la que quiere que tiren de ella y le demuestren que el amor si merece la pena, que no es autodestructivo. Ya he estado durante mucho tiempo en el otro lado y mi estancia allí se acabó.




Puede que esto sea el comienzo de un adiós.