jueves, 27 de noviembre de 2014

Meses Caóticos.


Noviembre está dando los últimos coletazos y ni si quiera he sido capaz de dejar por aquí un par de líneas...
Ha sido un mes bastante caótico, sorprendente y desagradable en algunos aspectos. Pero por otra parte, Noviembre ha sido un mes de reflexiones, de conclusiones, que, hoy por hoy, puedo decir que han sido en gran mayoría positivas.

Hay ciertos momentos clave de mi vida, que hasta hace bien poco veía como algo turbios... No estaban en el olvido, pero permanecían como escondidos, bajo la bruma, sin querer deshacerme de ellos, pero realmente no quería ni pararme a pensar en ellos ni una sola milésima de segundo. 

Era un sentimiento enfrentado de amor/odio. Amor por todo lo que significó, y odio por el punto al que llegó todo. Sin embargo, al ir superando obstáculos que este mes trajo bajo el brazo, me he dado cuenta, de que gran parte de lo que soy hoy día surgió de todo aquello. Nació en el momento en el que aquella unión me hizo más fuerte que nunca.

Por ese motivo, no puedo permitirme el hecho de seguir aferrándome a un recuerdo que yo no dejé que pasase a formar parte de un pasado. No puedo seguir buscando porqués, ni tampoco pensar en más "y si hubiese hecho esto en vez de aquello"... No, hice todo lo posible, e incluso mucho más de lo que debí hacer en determinadas ocasiones, pero ya está. Hice lo que sentí, lo que quise a cada momento, algo por lo que en lugar de culpable, debo empezar a sentirme orgullosa.

Ahora sé, que sería capaz de aguantar miradas, que quizás ya no estuviese de la misma forma que estuve hasta hace bien poco, pero no sería yo quién tendría motivos para agachar la mirada. Quizás no sea la única que no los tenga, pero sé, que yo no fui quién cambió abrazos por enormes huecos vacíos. 

Pero ante todo... si hay algo con lo que me quedo, son las consecuencias que todo aquello provocó. Consecuencias de tener a mi lado a personas de verdad, de las que a pesar de muchos "peros", siguen ahí y por las que sé, puedo poner la mano en el fuego, que seguirán estando. Y muy por encima del resto, alguien con quién puede que llore, pero siempre, pase lo que pase, acabamos riendo, con quién no es necesario dar grandes ni detalladas explicaciones porque con dos palabras sabe lo que estoy pensando o sintiendo, con quién las que las miradas no hablan todo lo que nos gustaría, pero los "te quiero" son auténticos, tanto que sin decirlos se sienten. Alguien a quién nunca nunca nunca, me cansaré de dar las gracias por tanto. La locura sería incompleta sin ella.