martes, 22 de junio de 2010

Noches en vela...

Podría pasarme las noches maldiciendo tropiezos, piedras del camino. Podría pasarme las noches tejiendo ovillos creando redes que suplanten salidas. Podría odiarte y amarte a la vez. Podría abandonar y no separarme de ti a la vez... Contradicciones que marcan el ambiente. Lo bañan con aromas de sinceridad que impregnan los sentidos a la vez que tu voz recorre cada poro de mi piel. Qué fácil optar por aquel camino, pero que complicada la soledad... Que complicada sin ti.
Decidí, decido y decidiré no abandonar el itinerario que marca el guión. El precipicio solamente está dispuesto a atraer a uno de los dos. Es así de caprichoso. Supo captar tu completa dedicación y a gritos silenciosos intentabas despertar mis sentidos, dormidos, ausentes, anhelantes... ciegos, que pretendían tu rescate sin la red que anoche comencé a tejer, solamente necesitaba el susurro de una pista... Ahora que sé la dirección, juro no rendirme. Juro rescatarte, como tú despertaste a mis sentidos.
Absurdo el engañarse y negar el dolor de no compartir la felicidad con quién siempre estuvo ahi... dolor al comprobar cambios inesperados... pero igualmente de necesario el nivel de optar por nuevas actitudes. Es una obligación sonreír cuando el resto de piezas del puzzle van bien. Es una obligación echar de menos, esperar reacciones, palabras, hechos... sin importar el tiempo que tarden en llegar, por que al llegar, serán de verdad.
Mientras tanto gastaré las horas de sol alimentando mis ideas de tinta que envuelva los poros de mi piel y guarden cada resquicio de energía. Pondré mi esfuerzo bajo los rayos del sol y cuando la batería indique el cien por cien, entregaré todo de mi parte. Aunque tú te llevaste ya hace tiempo la mejor parte.

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