martes, 12 de julio de 2011

Adicciones.

Ingerir aunque sea una mínima dosis de cafeina para que el motor de mi cuerpo comience a reaccionar por las mañanas se ha vuelto en un acto adictivo, si lo sumas a la necesidad de una pequeña dosis de chocolate diaria ya van dos acciones. A poder ser del negro, aunque en mi casa siempre hay del que tiene almendras y es con leche. Hablo del chocolate de comer, el de fumar hace tiempo que lo dejé. Es una de las adicciones que menos me costó dejar en el olvido. Ahora solamente recurro a ella cuando me axfisia la caida en picado y la necesidad de olvidar se vuelve urgente. Mis amig@s. Otra fuerte droga, y ya van tres. Reencuentros, recuerdos enmarcados en fotos, canciones que hablan de tal o cual persona... adicciones sanas o insanas segun el punto de vista con que lo mires. Música que me haga olvidar, o recordar, pero que me absova, que no exista nada más, y que haya dosis diaria, si son más mucho mejor. Sus besos, quise dejarlos, pero no he podido. Me atrapan y cuando me los da sin que los espere me provoca escalofríos, iguales o el triple de intensos que el primer día. Ahora, la relación que tenemos es más sana que nunca. Nosotros estamos más que bien así, al resto del mundo que le jodan. Adictos mutuamente. Y sí, sonríe que sé que al leer esto lo estarás haciendo. Es lo que pretendo. Tú también eres una dosis de acción necesaria cada día. Y lo seguirás siendo, hicimos un pacto. Adicta al sol, no me gustan las nubes. Al desorden ordenado, una constante dentro de mi pequeño mundo caótico. Y lo peor de todo es esa estúpida adicción a las personas que me marcan en la vida. Y es lo peor porque duele ver que tu no lo eres para ell@s. De todo se aprende, poco a poco la coraza va recobrando su forma. La original que nunca debió perder. Adicta a dormir, a unos buenos spaguettis a la carbonara y a las largas conversaciones por teléfono. A los colorines, las zapatillas, la ropa. Hacer el payaso, dejarme llevar....


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