lunes, 4 de julio de 2011

Tú.

Todo el mundo cometemos errores. Unas veces sin querer, otras queriendo... pero siempre deberíamos estar preparados para sus consecuencias. Son pruebas que nos pone la vida, esa que nunca viene con instrucciones, y en la que a veces el miedo nos gana el pulso. Ese mismo miedo fue el que me hizo equivocarme de camino, no arriesgué cuando debí de hacerlo, hice daño, y en parte perdí. Los primeros días fueron difíciles, pero hoy podría darte las gracias por mil y una cosas. Esas cosas que como tu siempre decías y dices, son solo nuestras. Eres de esas personas que nunca crees que la vida puede ponerte en el camino, que no buscaba y llegaste. El camino ha sido complicado, mucho más para ti, lo sé. Pero día a día me has demostrado lo que pensaba desde el principio, eres mucho más que increíble. Y ahora no empieces no tu más... ni te copies en decirme después todo lo que yo te diga a ti, sabes que me ganas en tener un corazón tan grande, que el 90% de la gente si se parase a conocerlo te envidiaría. También me ganas en mil y una maneras de vacilarme, y a los cinco minutos ya nos estamos riendo, aunque a la media hora te vuelvas a rayar, pero sí, ya sé como eres. Igual que tu también sabes, que me vas a tener ahí siempre, para lo que sea. Que nos quedan muchas cenas en el Foster, y me han dicho la Gran Vía y la Plaza Mayor de Madrid que cuando queramos nos hacen un hueco. Que si quieres seguiremos haciendo listas de pelis, y un martes o viernes cualquiera, nos haremos ricos ya lo verás, aunque eso me da igual, yo gané hace mucho, y ya sabes cuál fue el premio.

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