martes, 1 de febrero de 2011

Cosas que no me gustan.

El invierno no me gusta, lo odio. Tampoco me gustan las infusiones, ni la leche caliente, a excepción del café claro. Ni me gustan las asignaturas que simplemente están ahí por rellenar hueco, por hacerte el día a día un poco más imposible. Ni tener que salir de la cama en los días que hasta me cuesta pensar. Tampoco me gusta estar del otro lado de las cosas bonitas, pero es que ahora, aparte de no gustarme, ha llegado a cansarme. Me he cansado de que todo sea tan frío, tan superficial. De que hayan pasado los días, los meses y que al final el resultado haya sido el mismo de siempre, el de estar detrás de la ventana, viendo los coches pasar, mientras que el hielo se adueñaba de los que como yo, estaban ahí fuera, a la espera de que sucediese algo... algo que raras veces llegaba, y cuando lo hacía era con tanto miedo que se acababa esfumando entre mis dedos. No me gusta ser tan poco fuerte, porque eso implica riesgos. Riesgos como el de ilusionarse con las cosas más pequeñas, cosas que siempre, siempre, te acaban dando la espalda, pero en las que una y otra vez vuelvo a caer. Pero ahora... me he cansado de esperar, de hacer y de no obtener ningún resultado, de implicarme, implicar mi tiempo, mis alegrías, y seguir una noche tras otra durmiendo sola. Sé, que eso de lo que algunos hablan, eso de que cuando menos te lo esperas te puedes cruzar con alguien con quien no necesitas buscar porqués, ni si quiera necesitas palabras, sucede. Sé que hay momentos en los que llega alguien que te puede cambiar un poco la vida, pero eso, son momentos transitorios. Lo he visto y lo he vivido, pero por mucho que sepa que exista... ya no creo en ello. Y es de las peores cosas que te pueden llegar a pasar. Que dejes de creer en algo, que pierdas ilusiones por el camino. Que poco a poco te quedes vacío. No del todo, porque siempre vas a tener ilusión por algo, pero si pierdes algunas, no es lo mismo. Son sentimientos contradictorios. De un lado está la rabia, que lucha para que no te des por vencido pero del otro esta la desilusión por todo lo implicado y perdido a la vez. Por no saber en que punto ha estado el fallo, cuando se te ha ido de las manos... y sentir ese frío, ese vacío. Vacío que no me gusta, pero al que he decidido acostumbrarme, para así no tener que volver a sentirlo, porque el invierno no me gusta.



3 comentarios:

  1. tienes toda la razon!!! A mi m pasa exactamente lo mismo!!! Cansada de sufrir, cansada de pasar siempre lo mismo y que la felicidad te dure un suspiro. Me gusta tu entrada. Es triste y... fría. Un beso (K)

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  2. Mi consejo: busca la causa, todo lo atrás en el tiempo que haga falta...no importa el tiempo que tardes.
    El vacío no es malo, porque permite llenarlo con lo que queremos, pero hay que saber con que. No esperes a que lleguen las cosas, lucha por lo que quieres y no te rindas

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  3. Me encanta el nuevo diseño del blog!!! ^^ PRECIOSO!

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