viernes, 14 de mayo de 2010

Hoy salió el arcoíris, pero mucho antes de que comenzase a llover. Salió llenando el día de color, de la misma manera que lo a hecho en estos días que forman parte de un pasado próximo, que se ha convertido en presente. Y en este presente aflojaría uno a uno los tornillos que sujetan el armazón de todos los relojes que controlan el tiempo si al hacerlo consiguiese que los segundos no avanzasen. No me pidas explicaciones que no las tengo. Tampoco las busco.
Ha sido como tirarse a una piscina. Como retroceder en el tiempo siete años atrás. Como cruzarse con el destino, al cuál se le ha antojado rebobinar en nuestro pasado y devolvernos la plenitud de sonrisas inocentes. Llenarnos el día de recuerdos bañados de añoranza, cariño y complicidad.
Me repito en palabras, en la forma de plasmar sentimientos, en tema... pero no lo puedo evitar. Algo me dice que todo ha cambiado, que vamos a ganarle el pulso al miedo. Es ese mismo algo que me asegura con firmeza que todo lo que llena mis días en este presente, forma parte de lo que es vida de verdad. De esa vida que es mía. De mi vida. Esa que se cansó de miedos, esa que se cansó de ser manejada cual marioneta, esa que quiero vivir de verdad.

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