domingo, 9 de mayo de 2010

echar.te de menos

Nunca me han gustado las tardes de domingo por que indican que lo bueno se acaba.
Pero si además son como la de hoy, no es que no me gusten, es que directamente las odio.
No quiero echar de menos algo que no solo no ha empezado, si no que ni si quiera sé si empezará. Quizás por mucho que digan que a veces nos montamos películas que solamente vemos nosotros mismos, las historias de dos no pasan si uno no quiere, y sé que tu también eres consciente de que algo pasa... quizás a tu manera, desde otra perspectiva, pero muchas veces el que comienza a escribir una nueva página en el guión de esta historia eres tú. Te prometo, que más de una vez y de dos, me como las ganas de ser yo la que te diga lo más mínimo, pero si alguna vez lo he hecho, me he quedado con un mal sabor de boca. Ese sabor que te indica que te estas adentrando en un terreno peligroso que no te va a llevar hacia un buen final. Ese sabor que me indica que...
Pero no puedo evitarlo. No consigo controlar que en mi cara se refleje una sonrisa cuando por unos segundos decides... lo siento, no puedo continuar. Sería arriesgarme demasiado. Enfrentarme a perderlo todo, y no quiero.
Déjame que encuentre la manera adecuada, el papel indicado, el sentido de esta historia, y después, sustituiré todos esos puntos suspensivos por todo lo que tengo por decirte.
Pero ahora no puedo.
Mi cabeza se ha adentrado en una espiral de recuerdos. En algo que pasó hace mucho tiempo, tanto que ni si quiera se como terminó, pero siempre que decide pasarse por mi presente, es capaz de volver a ponerme los pelos de punta, de provocarme ese característico cosquilleo que te hace temblar... una espiral sin salida, sin soluciones, sin marcha atrás... que hace resurgir esa ilusión, de manera diferente, y que apesar de que siempre queda en eso, en una mera ilusión, me hace recaer en el abismo de echar de menos demasiadas cosas.

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