domingo, 14 de marzo de 2010

Domingo catorce. Capítulo tres.

A veces crees que todo va a ir bien, que nada va a poner nubes sobre ese sol que te hace sonreír. Pero cuando menos te lo esperas, empiezas a recapacitar y te das cuenta de que las cosas solo son bonitas en los cuentos... Y despiertas y empiezas a descubrir todas las lagunas que hay en esa red que pensabas tan firme...
No puedo evitar que me duela esa despreocupación, ni puedo evitar esa espera ¿pero de que me sirve? si se que al final no habrá más que desolación... no me vale palabras, a veces son necesarios los hechos. Y no quiero nada material, tan solo con un pequeño gesto hubiese sido suficiente... pero veo que no llega, y decidí seguir adelante, afrontar un nuevo día, pero no un día cualquiera.
Un mes más, dos motivos para celebrar, y toda mi ilusión puesta, y parecía que la tuya también, pero a la hora de la verdad, sigues sin darte cuenta de nada. Por mucho que tus gestos me provocasen hace unas cuantas horas, ir a dormir con una gran sonrisa, ahora me hacen perder las ganas de todo. Y ya no te diré nada, todo se quedará así, ya me canse de abrirte los ojos. No es la actitud que me gusta, pero es la mejor.
Ahora ya solo me sumergiré en afrontar lo poco que queda. Que la nueva etapa ya está ahí, pero... con todo lo que sucede alrededor... ¿cuál es el camino que debo tomar?


Y es que a veces, yo también necesito que tiren de mi.


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