martes, 16 de marzo de 2010

Capítulo cinco.

Un día de esos para olvidar. De los que no se le encuentra ningún sentido, de los que se intenta disfrutar arañando cada segundo, sacándole todo el jugo posible a los rayos de sol, pero de los que no se deja de tropezar. Quieres evitar sacar el genio, las malas contestaciones, pero no puedes...
¡ya basta joder! es lo único que eres capaz de repetir en tu cabeza...
...es uno de esos días en los que no dudaría en escapar a refugiarme bajo tus brazos. En los que echo de menos. Te echo de menos. Y es que si echas algo o a alguien de menos, es por que te das cuenta de que realmente es importante para ti, y tú lo eres.
Pero como decía aquella canción que tanto te gusta... "que envidiosa la distancia, también quiso formar parte de lo nuestro" y no me queda otra que refugiarme bajo mis gafas de sol, ocultar la mirada e intentar sonreir, encender el iPod y evadirme bajo las notas musicales de grandes genios.


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