Hoy no debería de haber post, pero es que tampoco debería haber fallado los dos últimos... Estoy empezando a plantearme que de verdad, nada puede planearse en esta vida. Porque cuanto más planees, peor saldrá todo.
Tenía una entrada preparada para el viernes, era tan fácil como darle a “publicar”, pero no... Mi cabeza siguió dando vueltas a lo mismo, y es que no sé a quién pretendo engañar, si no soy capaz de pasar página... El caso es que se me pasó por completo y durante el fin de semana pues por falta de tiempo no ha sido, pero si de ganas...
Después de una semana complicada el sábado y el domingo no iban a ser menos, y por si fuese poco, se les sumaba el lunes porque era fiesta. Qué sí, por una parte ha sido perfecto que hubiera “tanto día libre” y es que ahora mi cuarto, ese lugar donde me refugio de todo, donde trabajo, me inspiro, vamos, donde vivo prácticamente, está mucho más bonito ¡por fin he conseguido cambiarlo casi del todo! Pero por otra... siguen pasando los días y nada cambia, creo que hasta empeora.
Cada vez veo más cerca la solución que jamás me imaginé, y no sé si lo que más pesa es el dolor, la pena, o una mezcla maldita de los dos... Y anoche me acosté con ganas de volver a ver un vídeo de alguien a quién admiro, que es capaz de hacer bonito el dolor, y al levantarme esta mañana al vacío que ya lleva acompañándome casi tres semanas y al que no me acostumbro, se sumaba el vacío de que su vídeo no estaba... Pero ahora que lo acabo de ver, vuelve a poner en su boca lo que soy incapaz de expresar y que es algo tan sencillo como :
“... a estas alturas, el puedo suena a miedo.
Ese paladar férreo que deja morderse la lengua
cuando no quieres escupir más dolor en palabras.
Escribo mi mensaje de vete,
con la mirada de quédate y
la luz de una llamada perdida...”
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