jueves, 13 de octubre de 2011

Tengo suerte de tenerte en la cabeza, como quién tiene un fracaso.

Todo podría quedar resumido en 4:46, los minutos y segundos que dura una de las mejores canciones que han llegado a mis oídos en los últimos días. No solamente ha llegado ahí, también lo ha hecho a mi parte mas sensible y a mi cabeza. Y se ha quedado ahí, retumbando, sonando una y otra vez... Cuando escuché el sonido del móvil, jamás pensé en la pequeña, pero existente posibilidad de que fueses él. Podía ser cualquiera de las pocas personas que aun me envían sms, las tecnologías también han acabado con aquel ritual, de los sms, y todas esas carpetas que guardabas con los sms que más te gustaban... Pero ocurrió y sin darme cuenta, en menos de medio minuto, el tiempo que tardé en leer aquel mensaje, sin comérmelo ni beberlo me había posicionado del otro lado... ¿Pero que sentía? Sigo sin saberlo... No había caído en la cuenta, puede que sea cierto eso de que todo llega, y si a ciertas personas les ha costado todo el tiempo que equivale a siete años darse cuenta de lo que tenían, puede que la historia se repita, o quizás no. Ultimamente no tengo nada claro. Ya no le planto cara al miedo, he dejado que campe a sus anchas en casi todas las acciones y hechos que repletan mi día a día. He cambiado. Todo ha cambiado.

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