viernes, 25 de marzo de 2011

Cambiar el mundo.

Decidí darle comienzo al momento de plantarme. Que todo comenzase a cambiar. Lo hice con la intención de buscar el mayor equilibrio posible. Todo se estaba yendo a la mierda. No era una vía de escape, era simplemente una manera de poner en práctica lo aprendido.  Sin pensarlo, convertí mis pensamientos y sentimientos en textos. Con ninguna intención... pero parecía que de alguna manera obtenía respuestas... todas coherentes, en una misma línea, hasta que de repente decidiste cambiar el rumbo... no pude reaccionar, porque aun no lo entiendo. Tú fuiste quien me enseñó a ponerme en mi sitio cuando fuese necesario, a hacerme valorar, a ser yo... Pero quizás no tuviste en cuenta que todo eso podía aplicarlo a nosotros. Eso sí, nunca en el peor sentido, eso sobra que lo diga, tú ya lo sabes, aunque lo disimules. Igual que sabes muchísimas más cosas, pero prefieres callártelas, como por ejemplo que en poco tiempo te he dicho más verdades que mucha gente, o que he llegado a conocer facetas de ti, que aun siguen en la retaguardia. Tú siempre me decías que decir las verdades no es malo, que si a la otra persona le duelen, si esa persona es de las que merece la pena se dará cuenta de que son por su bien, y que nada cambiará, y si lo hace, con el tiempo volverá. 




Pero... si tu no has venido...




...¿Qué parte me he perdido?




Si algún día decides volver...




...mis ganas de cambiar el mundo seguirán intactas.

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