miércoles, 28 de noviembre de 2012

Demasiado de todo.

Demasiadas preguntas, demasiadas dudas, demasiados miedos... Demasiada protección, demasiada incertidumbre... Demasiado de todo... Pero llevadero. Y todo va bien, hasta el momento en el que te das cuenta de que has sido una completa estúpida. Que has invertido tu tiempo, tu cariño, tus preocupaciones, en alguien para quién creías ser, al menos, un poco importante, pero para quién en realidad no has sido más que un punto pasajero del pasado, e incluso hasta un estorbo. Es entonces cuando entiendes ciertas situaciones, despreocupaciones y demás piezas de un puzzle que... Ya no es el el momento de que importe, ya no es el momento de ese puzzle... Te llena un vacío que poco a poco te hace sentir pequeña, es normal cuando alguien te importa, cuando le has puesto en esa zona de personas intocables, a las que proteges pase lo que pase, y es como si ese vacío se llenase de agua que se congela, y te congelas tu también y te rompes como un bloque de hielo... Pero creo, que he encontrado el equilibrio entre esos pedazos, mi conciencia y el lado positivo de las cosas. No hay culpables, solo errores. No hay culpas, simplemente equivocaciones. Jamás cerraré ciertas puertas, simplemente han cambiado material, siguen en el mismo lugar, abiertas, y el camino es el mismo, pero detrás de ellas hay todo lo que sé ahora. Todo lo que me has enseñado.















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