domingo, 13 de octubre de 2013

De domingo...

Puede que todo el cúmulo de precipicios, sea consecuencia de una perfectamente camuflada pero marcada desestructuración. Puede no, es así.
A pesar de ello, no quedó nublada la capacidad de discernir que merecía y qué no.
¿Demasiado exigente? Así es cómo más de una persona cree que me he vuelto, cuando en realidad, el único cambio es que ya no permito que los pisotones excedan de un determinado número.
Y no puedo negarlo, la rabia me ha ganado el pulso en más de una ocasión, y me he visto obligada a dejarla dominar la situación. Ha llevado la batuta y no he podido mostrar una indiferencia que hubiese evitado más de un tiempo perdido...

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