domingo, 8 de enero de 2012

Abrázame.

Te echo de menos mientras la esencia de una noche fría y de densa niebla se cuela por los marcos de unas ventanas aparentemente imposibles de traspasar. Pero a la vez, he aprendido a apreciar lo bonito de las cosas pequeñas. Y entre mis manos, una historia más de la que me adueño, llega a su fin. 

Sin quererlo, me hace pensar en todo aquello una vez más. Vuelven a dar vueltas en mi cabeza mil y una suposiciones sobre lo correcto e incorrecto y me absorben las dudas. Esta muy bien eso de hacer lo que se siente, pero ¿Qué es lo que se hace después, cuando ves que nada es suficiente? ¿Quién se encarga de destruir esa manera de sentirte el ser más estúpido sobre la faz de la tierra?

Tiemblo y me siento pequeña, necesito sentir tus abrazos una vez más y hacerme cada vez más grande pegada a ti. Mis manos tiemblan, no quiero volver a equivocarme, no quiero volver a estropearlo todo, pero me doy cuenta de que es imposible vencer al miedo sin plantarle cara y entonces, me decido y doy un paso más. Y así, me quedo dormida mientras una sonrisa se dibuja en mi cara y una sucesión de absurdos sueños se cuelan junto al calor bajo mis sábanas. 


Al despertar, la sonrisa no se borra porque ahí estás tu, otra vez con tus pequeños pero gigantes gestos. Entonces me paro a pensar y descubro que la única verdad es que nunca te has separado de mi lado y ahí estas una vez más. Ahora eres quién mata monstruos por mi sin pedírtelo. Eres y siempre has sido tú. 



3 comentarios:

  1. :O increible pero yo también me siento asi ;)

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  2. me ha encantado la frase de ahora es quien mata monstruos por mí sin pedírmelos =)

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