Aborrecía su forma de ser. Su odio infinito al compromiso, si no le convenía claro y sobre todo su superficialidad a la hora de tratar ciertos asuntos. Pero a día de hoy, en estos momentos, digamos que es algo que admiro. Bueno, más bien que me atrae. Y quizás deba de darle la enhorabuena, porque ya sumamos una lista infinita de días basados en ignorarnos y lo que antes me dolía, ahora se ha vuelto en rutina. Y he comprendido que no está nada mal eso de llevar escudo, de pensar en uno mismo y en nadie más. Se puede sobrevivir perfectamente, e incluso mejor, sin sentimientos, sin dejar que tu felicidad dependa de nada, ni de nadie.
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
Qué bonito, me has dejado sin palabras. Sólo un comentario, tal vez, algún día encuentres alguien que te haga feliz realmente,no, SEGURO que lo encontrarás. Y entonces tu felicidad dependerá de esa persona, y la se esa persona, dependerá de tu felicidad.
ResponderEliminar:) Ahora, eso sí, serás realmente feliz.
Un beso y suerte!
http://viviendoennuestrocuento.blogspot.com.es/
Yo tambien creo que se puede vivir llevando un escudo, pero a veces hay que dejar que sea un poco mas blando, aunque sinceramente...viene bien de vez en cuando pensar en uno mismo, que le vamos a hacer
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto que a veces sentimos que debemos preocuparnos más de nosotros mismos y menos por los demás. Pero yo creo que lo ideal sería un punto medio, aunque de todas formas, te entiendo.
ResponderEliminarTe sigo, pásate por mi blog si quieres
http://lachicaconojosclaros.blogspot.com.es/
Un besito.