Me abstengo de decir otra cosa que no sea que el mundo está loco, que sí, que yo puedo organizar mis libros, mis cd`s, mi ropa... pero nadie sin permiso puede organizar mi vida, y menos así, sin previo aviso, y con él tampoco. Todas esas cosas se pueden organizar por ser objetos, el resto, tenemos a veces el don, a veces la desgracia, de tener sentimientos, y estos en algunos casos son de uso exclusivo. Igual de exclusivo que el rumbo de una relación. Puedes compartir ciertos detalles con las personas que más quieres, pero eso no implica el hecho de tener que dar explicaciones a quienes se toman la libertad de organizar cómo, cuando y por que debes manejar a tu mitad. Su propio nombre lo indica, mitad, parte de algo, elemento esencial de un conjunto. Engranaje que gira continuamente sin necesidad de terceras partes. Admite opiniones, pero no órdenes, y si por algún motivo a veces se atasca, la mejor solución, dejar que las palabras curen las heridas.
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
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