...están para absorver uno a uno los rayos de sol, sin desperdiciar ni uno solo de sus grados. Esos que calientan la piel de los cuerpos. Cuerpos sumergidos en el mundo que dirigen sus cabezas, y surcan las calles de un lado a otro en todas direcciones. Unos pensarán, otros ni si quiera saben lo que es, y los del otro lado del parque escuchan música que les transporta a paraísos anhelados. Mientras tanto el reloj seguirá marcando los segundos como un mecanismo aprendido desde el primer día hasta el ultimo. Pura rutina, monotonía, saturación y axfisia en los momentos en los que nada más existe. El agobio se hace constante y el pensamiento huye buscando recuerdos que provocaban felicidad, ingenuidad. Y ya nada es lo mismo que fue, ni será. Dejaremos momentos olvidados formando parte del pasado fugaz e inestable. Cambiante. Delicado. Puede llegar el dolor. Pero las tardes de verano continuarán su recorrido. Con sol o nubes. Pero seguirán siendo tardes de verano al fin y al cabo.
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
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