“...y otra vez el tiempo se detuvo. Fué aquel rubor que me cambió el humor... mientras desnudo tus ojos, cierro los mios y con un imperfecto suspiro pienso que tú eres la perfección a la que aspiro, y aún deliro y pierdo los papeles cada vez que vienes y te acercas, aunque nunca tanto como para sentir como hueles y tu sabor, tu sabor es la mayor utopía... Me quedo en la inopia pensando que algún día te podría conquistar con mi poesía. Aún no te he visto sonreír, inventaría una comedia con telón de oro. Aún no te he oído hablar, cuanto daría por un susurro tan sólo...”
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
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