Fluyen. Brotan. Embellecen. Agradan. Halagan. Llenan. Surgen. Queman. Duelen. Alegran. Llegan. Llenan... Pero igual que todo aquello de lo que abusamos, cansan. Llegan a saturar de tal manera que llegan a aborrecerse. Son armas de doble filo. Y estoy realmente cansada de ellas. De que a lo largo de mi vida hayan sido un flujo continuo que excasas personas han llegado a transformar en hechos o actos. Me he cansado de ellas. De las palabras. De sus idas y venidas, de su desgaste, de sus puñales, sus heridas sin cicatrizar... De lo fácil que es decir y no hacer. Si realmente algo importa, hazlo, demuéstralo, no te conformes con decirlo y adornarlo con sutiles palabras que no son más que píldoras envenenadas.
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
Pues si, estás en lo cierto, pero es que el significado de una palabra no es igual para todo el mundo, y a veces se usan con demasiada ligereza sin darse cuenta de todo lo que lleva unido.
ResponderEliminarUn abrazo, y este si es de verdad
Me encanta como escribes, estoy empezando un nuevo blog. Si quieres me visitas y me sigues vali cielo!? un besito :)
ResponderEliminarhttp://elblogdedimequemequieres.blogspot.com.es/
Me ha recordado a una situación que he conocido hace muy poco tiempo. Tienes toda la razón, por mucho que uno quiera al final de alguna manera, termina haciendo daño.
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