No le busco el sentido a lo que hoy puedan expresar mis palabras, eso es algo que se perdió hace demasiado tiempo. Busco soluciones a motivos transparentes y respuestas a preguntas, que sé que mañana serán diferentes. He aprendido a controlar, a mantener la mente fría ante situaciones en las que era necesario actuar con dos dedos de frente, mientras la otra parte ha vivido siempre al limite. He tomado desde el primer día, sin saber porque, el rol de la parte responsable, he ignorado palabras que se han quedado solo en mi cabeza, ganas que se han quedado solo en eso... en ganas sin final feliz, al menos para mi. Y cuando controlaba la situación, ocurren cambios, hechos, que vuelven a despertar todo ese torrente de miedos, e inseguridades, que despiertan algo que nunca debió tener un lugar en este tiempo. Tiempo que siempre dije que me acabaría dando la razón, porque la realidad era algo obvio, que tu decidiste ignorar. Pero ahora ese mismo tiempo me hace volver a buscar respuestas, pistas, que me indiquen por donde seguir el camino. Que si me planto no sea un motivo de fallos, y que si continúo o hago caso a los impulsos, no sea motivo de mayor cúmulo de daños. Y es que a pesar de que toda la razón la tienen quienes piensan que deberías besar el suelo por el que yo paso, y de que me duela que tengas todo y a todos en cuenta menos lo que debes y a quienes debes de tener... sigues siendo ese maldito punto de referencia que me sirve de aliento para conseguir las metas que me he llegado a proponer, el equilibrio entre mi realidad y mis sueños.
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
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