Siempre he querido ser una princesa, pero de las que mantienen el equilibrio en un punto intermedio. Ni demasiado empalagosa, como en un cuento de rosas, ni tan esclava como cenicienta o blancanieves. Y no sé porqué, siempre ha ido todo más inclinado a la segunda parte... Siempre me he preguntado porqué las chicas malas siempre triunfan, cuando son ellos los que se quejan de que a nosotras quienes nos llaman la atención son los malotes. Y ahora creo que le estoy cogiendo el punto. Estoy empezando a entender que lo mejor que se puede hacer es despreocuparse totalmente de todo y portarse lo peor posible. Y cuando te convenga, absorver, absorver tanto a esa persona, que le robes la personalidad, de tal manera que de cara al resto se vuelva completamente un desconocido. No sé si es la mejor opción, aun tengo mis dudas, pero se ve que es lo que triunfa.
La vida fluye entre frases de canciones, días de sol o lluvia, y viajes entre las páginas de los libros, aportándole motivos para soñar. Hay sueños y sentimientos que si nunca ven la luz, ni sienten el calor del sol, formarán a pasar parte de recuerdos olvidados que tarde o temprano acabarán congelándose de tal manera que nadie se acuerde de ellos. Los elegidos tendrán el privilegio de transformarse en textos que inunden tu mirada.
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