sábado, 23 de abril de 2011

El mejor de mis errores.

He cometido el grave error de acostumbrarme a las noches a tu lado. O en tu sofá, o en tu cama. De ponernos ciegos a nocilla, de tus susurros al oído y de saciar esas ganas de ti. El error de acostumbrarme a llegar a casa y que mi ropa huela a ti, que mis sábanas recojan el testigo y pasen la noche a mi lado cuando tu no estás. El error de que lo último que escucho antes de cerrar los ojos y dormir, es tu voz, y así todos y cada uno de los días del último mes. Te has convertido en la más adictiva de todas las drogas que he consumido hasta el día de hoy. Me encanta que me mires a los ojos y me digas que no vas a permitir que nada ni nadie te haga perderme, o que me digas que se acabó eso de faltar a clase y a los dos segundos cambies de idea para decirme que vas a ser incapaz de no ir un día si y otro también a secuestrarme y pasarte la mañana robándome besos. He cometido el grave error de dejar bajo las llaves de tus manos todos y cada uno de los escudos que protegían mi parte más cariñosa y he dejado que saques lo mejor de mi. Y solo ha pasado una puta noche de las tres lejos de ti. Y te necesito, necesito que vuelvas a subirte a esa montaña, que me vuelvas a llamar para gritarme que me quieres, que no fumes tu solo, que el humo de tu boca sabe mejor que de cualquier peta, que beber ron de tu cuello es el pecado que seguiré cometiendo todos los días que me lo pidas, y es que eres el más grave error que he podido llegar a comer, pero eres el mejor error que he cometido en mi vida.

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